Es media noche al filo de mis tristes circunstancias, las rosas cubren de pretextos el aroma de soledad donde la vida se recoge en un frasco imposible de abrir, pero, que con facilidad puede llegar a romperse, perfumes se confunden con venenos, venenos se confunden con gloria, ante los ojos de la nada, porque el dolor lo consume todo: amor, ilusiones y sentimientos, gloria que en realidad no existe el aroma de soledad, dejando lamentos arropados en pálidos versos, que sólo pueden subsistir, con la esperanza de llegar a la orilla, donde piadosos brazo nos abracen, y así poder derramar lágrimas en aquellos silenciosos labios, que logren sostener nuestra miserable alma.